Rodríguez Soriano: Escribir es “una toma de posición política”

Esta entrevista se publicó por primera vez el 19 de mayo de 2009 en Libro abierto. Este escrito se encuentra entre algunas selecciones de ese período.

Antes de conocer a René Rodríguez Soriano conocí sus palabras, leyendo unas columnas que publicaba sobre asuntos literarios. Uno sabe por la calidad de las oraciones cuando alguien ve al lenguaje como algo más que una herramienta. Hay un cuidado especial en cómo una palabra lleva a la otra y cómo todo ello busca un sentido que a veces es demasiado personal para ser claro.

Por eso inicié una correspondencia con él que me llevó a descubrir sus escritos –sobre todo sus cuentos– y después de eso hemos cruzado caminos un par de veces. A mi juicio, Rodríguez Soriano es un ente literario que sueña, desayuna, respira y suspira palabras todo el día. Todo lo demás es secundario, a menos que encuentre expresión a través del lenguaje.

Esa impresión queda cuando uno le lee — que más allá de cualquier trama, de cualquier estructura literaria, está el esmero de la expresión. Su última novela «El mal del tiempo» se ha publicado recientemente, tras reconocérsele con el Premio de Novela UCE 2007, otorgado por la Universidad Central del Este en República Dominicana, el país que es nuestro común punto de origen.

Esta novela, que se presenta a manera de diario de un personaje –o colectividad, según el autor– llamado Javier, incursiona en temas de la sociedad dominicana y su disfunción, como la describe así en uno de los apuntes del diario: “Mi pueblo es una ilusión, es algo y no es nada. Mi pueblo está dormido, hundido, confundido, engañado, maltratado, alienado. Mi pueblo es un niño de Gualey, de Los Guandules, un niño con hambre y con frío.”

Aquí presento a Rodríguez Soriano con sus propias palabras.

—René, tu novela El mal del tiempo ganó el Premio de Novela de la Universidad Central del Este. El veredicto de los jueces decía que “la utilización de un ‘yo’ poético” en la novela sirvió para actualizar la memoria de un tiempo en República Dominicana. ¿Era eso lo que te proponías al emprender este escrito?

Proponer, no me proponía nada. El mal del tiempo es una intervención en un tiempo y un espacio, un texto que desde el primer momento fue concebido con el propósito de ser o parecer literatura; nada más. Después de ahí, el lector desde su más libérrima poltrona disecciona, lee, esculca y ve o deja de ver infinitas connotaciones y denotaciones que la mayoría de las veces vienen o rondan por los alrededores de su mundo o sus fantasmas.

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Rodríguez’ creative destruction

Tsunami #16 by Freddy Rodríguez
Tsunami #16 by Freddy Rodríguez. Image published with permission from the artist.

Freddy Rodríguez found himself in front of a canvas, awestruck by the devastation wrought by the tsunami of 2011 in Japan.

He used an air compressor to paint and meshed colors that individually could have represented mud, bricks, limbs, wires, plastic, rubber, clouds, light. Together they merged into the chaos of life colliding with life. He ran waves of pain and motion through them, turning them into what he saw as a visual language of pain and loss.

The outpouring in his studio of Flushing, Queens, led to a series of paintings that grew to thirty-one. He simply called the series “Tsunami.”

Rodríguez is no stranger to the expression of loss through art.

The artist, born in the Dominican Republic in 1945 and based in New York City since 1963, was the creator of the Flight 587 Memorial commissioned by the city after the crash of a passenger airliner bound to Santo Domingo in November 2001. The accident killed 265 people, including 251 passengers, 9 crew members and 5 people on the ground. The memorial now stands in the Rockaway Park neighborhood of Queens, about a mile east from the crash site.

This is how I came to know him.

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